Soy médico anatomopatólogo, oncólogo molecular, siempre pienso en mis pacientes mientras enfrento el desafío de diagnosticar cáncer. En un campo que evoluciona vertiginosamente, mantenerse actualizado no es una opción: es un deber.
Mi vocación nació en Venezuela, inspirada por grandes mentores y el deseo de transformar vidas desde el microscopio.
Impulsada por valores familiares, como la responsabilidad y el trabajo honesto, elegí una especialidad poco comprendida, incluso entre colegas. Pero la relevancia de la patología es vital, especialmente en oncología, mi pasión.
Creo firmemente que la fuerza de un laboratorio está en su gente. Fomentamos una cultura de aprendizaje, comunicación y liderazgo compartido, los patólogos somos mucho más que médicos: somos constructores de futuro y guardianes del tesoro que es la muestra de cada ser humano. Este compromiso es nuestro motor y misión: que cada paciente reciba el diagnóstico correcto que permita el tratamiento mas eficaz, adecuado y con menores efectos secundarios.

